La enfermedad preocupa y el campo extremeño está está muy pendiente. APAG Extremadura Asaja reclama al Gobierno un plan nacional que frene los efectos de la lengua azul, una crisis que, denuncian, lleva dos años golpeando a la ganadería.
La preocupación es notoria en la región, líder nacional en cabaña ovina con más del 25% del total del país. En 2024 la situación se estabilizó gracias a las vacunas y ayudas, pero este verano llegaron nuevos focos por algunas de las zonas con mayor densidad de ovino: La Siberia, La Serena y Vegas Altas.
Daños y pérdidas
Extremadura cuenta con 90.000 explotaciones y, aunque aún no hay daños económicos cuantificados, la mortandad y los abortos han sido elevados, dejando secuelas en los animales y pérdidas para los ganaderos.
APAG denuncia una desorganización generalizada en la respuesta sanitaria. La vacunación pasó a ser voluntaria ante la falta de dosis, lo que ha dejado una cobertura desigual: alrededor del 60% en Extremadura, prácticamente nula en Andalucía y de 0% en Castilla-La Mancha, lamentan.
Por ello exigen una nueva campaña de vacunación y un compromiso claro por parte de los partidos políticos para afrontar, de una vez, esta crisis ganadera.