Las fuertes rachas de viento han provocado numerosos daños materiales en La Zarza
El temporal que azota Extremadura ha golpeado con especial dureza a La Zarza, donde una fuerte racha de viento, acompañada de una intensa lluvia, ha provocado el derrumbe de varios tejados, la rotura de escaparates y daños en garajes, colegios y vehículos.
El alcalde de la localidad pacense, Francisco José Farrona, ha confirmado a Extremadura Noticias que, pese a la magnitud de los destrozos, no hay víctimas ni heridos, aunque los daños materiales son numerosos. “Los vecinos están en la calle desescombrando, ayudándose unos a otros para limpiar los trozos de tejado que se han caído de sus casas. Nunca habíamos visto nada parecido en La Zarza”, ha señalado.
Entre los desperfectos destacan viviendas con tejados arrancados, paredes caídas, cuadros de alumbrado dañados y coches afectados. Aunque la lluvia ha sido intensa, el verdadero impacto lo ha causado el viento. “No sé cómo calificarlo técnicamente, pero un tornado seguro”, ha afirmado el regidor.
Las labores de limpieza continúan en la localidad, donde la solidaridad vecinal está siendo clave para recuperar la normalidad tras un episodio meteorológico sin precedentes en la zona.
Efectos similares al tornado
Jesús Teniente, meteorólogo de Canal Extremadura, explica que el frente que ha cruzado hoy Extremadura ha llevado asociadas tormentas muy organizadas. Esto implica que la convección ha sido profunda en muchos casos, lo que implica lluvias fuertes en cortos períodos de tiempo. Además, estas tormentas, bien organizadas, en muchas ocasiones dejan fenómenos con efectos parecidos a los que puede tener un tornado.
No es necesario que veamos el tornado como tal, pero las rachas de viento son muy fuertes, tanto como para dejar destrozos materiales parecidos a los de un tornado o similar. En muchas ocasiones, la base de las tormentas intentan tocar el suelo sin llegar a conseguirlo. Cuando esto sucede, se produce un indicio de esa convección, es decir, de tormentas fuertes. Ese intento de tocar suelo es, muchas veces, un amago de convertirse en tornado sin llegar a serlo.