En Extremadura, el Día de Todos los Santos no solo se celebra en los cementerios, sino también en las cocinas y pastelerías. Los dulces típicos como los buñuelos, los huesos de santo, pestiños y rosquillas caseras llenan estos días los escaparates y las mesas de muchas familias.
Los buñuelos, ese clásico que nunca pasa de moda, siguen siendo uno de los reyes de estas fechas. Tradicionalmente rellenos de crema o nata, hoy se presentan con nuevos sabores que amplían la oferta: praliné, caramelo, chocolate o cabello de ángel, como explica Juan Carlos Luna, de la Pastelería El Horno.

Se trata de dulces elaborados a base de harina, agua, sal, mantequilla y huevos, que estos días se preparan sin descanso. Sin embargo, como comenta Diego Bautista, del Horno La Tradición, “antes se consumían más porque la gente se juntaba más; ahora se llevan menos, solo para los que están en casa”.
Junto a los buñuelos, los huesos de santo también tienen su protagonismo. Este dulce, además, es apto para personas con intolerancias, ya que no contiene gluten ni lactosa. Son manjares que no tienen horas, y que acompañan una jornada de recuerdo con el sabor de siempre.