Aunque estemos a 900 kilómetros de distancia, en Extremadura se sigue con atención las medidas que se están tomando. Aquí también se trabaja en la prevención: la Junta, junto al sector, ha decidido, entre otras acciones, incrementar las batidas de jabalíes.
Una medida que tranquiliza a los ganaderos de extensivo, como Raimundo Pardo: "Me parece fenomenal. Si se ha hecho aquí, yo confío en la Administración, en nuestros profesionales. Yo espero que estén a la altura."
Su familia estuvo afectada por la peste porcina de los años 60
Recuerda lo que sufrieron las familias afectadas por la peste porcina cuando apareció en nuestro país en los años 60, entrando por Badajoz desde Portugal. Una situación que se prolongó durante décadas, hasta que se consiguió erradicar la enfermedad en los años 90. Raimundo, no quiere ni acordarse: "Muchos amigos de mi padre no volvieron a tener cochinos, porque supuso un shock económico y anímico. Te secuestraban los cochinos, te los mataban y te quedabas sin nada. Después, empezar de nuevo esa producción era imposible, además no te lo pagaban."
Entonces, Extremadura quedó encerrada en lo que Raimundo llama “un gueto”, dentro de la zona que el Gobierno delimitó con una raya roja en el mapa, aislados. Cuando por fin comenzaron las ayudas al sacrificio de los animales, el sector quedó limpio y fuera de peligro.
"Gracias a ellos debemos agradecer que se haya conservado este ecosistema"
Recordando esos años, afirma: "De los años 60 a los 90, los ganaderos de porcino ibérico de montanera aquí en Extremadura fueron unos auténticos héroes. Gracias a ellos debemos agradecer que se haya conservado este ecosistema."
Ahora, este ganadero insiste en que el 99% del territorio está limpio, y esperan mantenerse así para que los extremeños disfruten de unas fiestas con los ibéricos en su mesa.
