Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se han convertido en un asunto sanitario de creciente preocupación, especialmente entre la población más joven. En los últimos años, los contagios se han multiplicado, y los expertos advierten de las graves consecuencias que pueden derivarse de esta tendencia, marcada por una clara relajación en el uso del preservativo.
La Organización Mundial de la Salud lleva tiempo alertando sobre este fenómeno, y ahora un estudio del Instituto de Salud Carlos III lo confirma con datos concretos: solo en 2024, los casos de clamidia aumentaron un 10% y los de gonorrea un 7% respecto al año anterior. También preocupa el repunte de la sífilis, con un crecimiento similar, y el perfil de los afectados: varones menores de 25 años, que concentran buena parte de los nuevos diagnósticos.
Desde 2021, el número de contagios no ha dejado de crecer de forma vertiginosa, lo que pone en evidencia una falta de concienciación, pero también desinformación y carencias en la educación sexual. En la calle, muchos jóvenes reconocen no tener suficiente información sobre los riesgos, mientras que otros apuntan al papel que juegan las redes sociales, donde a menudo se transmiten patrones erróneos sobre las relaciones sexuales y la protección.
Con los datos en la mano, el reto para la sanidad pública es claro: prevenir. Y hacerlo con herramientas eficaces, campañas de sensibilización y educación, porque como recuerdan los profesionales, basta un gesto sencillo para evitar consecuencias graves.