
El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ha pedido al Gobierno que apruebe el Real Decreto para establecer criterios comunes en los planes anuales de las comunidades autónomas (CCAA) para la prevención, vigilancia y extinción de incendios forestales y que actualmente está en tramitación.
"Urge diseñar y gestionar territorios inteligentes que conjuguen la recuperación de un tejido productivo con la prevención de incendios, la conservación de la biodiversidad y la lucha contra las consecuencias de la crisis climática", ha señalado Lourdes Hernández, especialista del programa de Bosques de WWF, con motivo de la publicado este miércoles del informe que ha llevado a cabo: 'Incendios fuera de control. 20 años promoviendo la prevención'.
A raíz de esta investigación, en la que la ONG analiza la evolución de los grandes fuegos forestales en España en las últimas dos décadas, la organización también ha instado a las CCAA a adoptar planes anuales integrales de prevención de incendios y medidas de adaptación al cambio climático con estrategias de prevención y gestión del territorio. Además, les ha reclamado que establezcan una política de fiscalidad verde de "quien contamina paga" y "quien conserva recibe". Por otro lado, ha incidido en la importancia de que las administracionems públicas inviertan más en investigación e innovación.
A lo largo del estudio, WWF detalla que en los últimos 20 años se ha producido una "clara tendencia" en la extrema intensificación y peligrosidad de los incendios forestales a escala global y en España. Desde el punto de vista de la ONG, la despoblación rural, el incremento de la interfaz urbano-forestal y el hecho de que la sociedad esté cada vez más alejada del medio natural ha supuesto "el colofón en el nuevo paradigma" de incendios extremos.
Entre otras cosas, explica que un paisaje homogéneo, sin usos y sin gestionar, agrava los incendios. Así, precisa que la superficie forestal en España ha aumentado un 7% desde el 2005 hasta el 2024, tiempo en el que ha alcanzado más de 28,4 millones de hectáreas. Sin embargo, esto no se ha traducido en un aumento de bosques sanos, resistentes y resilientes.
De hecho, hasta el 89% de los bosques se encuentran en estado 'desfavorable', según el último informe del Gobierno sobre el estado de conservación de los hábitats de la Red Natura 2000, que evalúa el periodo 2013 - 2018. Además, el 24 % están enormemente estresados y debilitados, claro indicador del deterioro en su capacidad de resiliencia y en su potencial inflamable.
De cara al futuro, las proyecciones para 2030 dicen que cerca del 10% de la superficie agraria podría estar en riesgo alto o muy alto de abandono debido entre otros a la falta de rentabilidad o a la ausencia de relevo generacional. Mientras, la cabaña ganadera de ovino ha descendido en un 40% en los últimos 30 años y el número de cabras, alrededor del 30%.
A juicio de Lourdes Hernández, especialista del programa de Bosques de WWF y autora del informe, los incendios extremos son "el claro síntoma de una crisis ecológica, climática y territorial". "Su futura evolución es una de las mayores incertidumbres en la gestión de riesgos forestales, y dependerá de cómo abordemos colectivamente el uso del territorio, la planificación rural y la emergencia climática. Lo que no está en duda es que, sin medidas estructurales, estos incendios serán cada vez más frecuentes, intensos e incontrolables", ha advertido.