20 Mayo 2021, 17:54
Actualizado 21 Mayo 2021, 09:04

Conducir con alergia puede aumentar un 30% el riesgo de sufrir un accidente durante el trayecto según publica la Revista de la DGT Tráfico y Seguridad Vial. De hecho, hasta el 75% de las personas alérgicas admite que la alergia reduce su capacidad para conducir.

Los datos son preocupantes porque el 30% de la población padece algún tipo de alergia y cada año más de un millón de personas acude por primera vez a la consulta de un especialista. Los expertos creen que en el año 2050 hasta el 50% de la población adulta sufrirá rinitis alérgica (por polen, fundamentalmente a la gramíneas).

Además, más de la mitad de los alérgicos sufre alteraciones del sueño y 2 de cada 5 de quienes tienen rinitis también sufren somnolencia diurna, lo que interfiere en las actividades de su día a día.

Conducir "a ciegas"

Según señala una conocida plataforma, sufrir un pico de alergia mientras vamos al volante (con repetición de estornudos, ojos llorosos y constante moqueo), disminuye la atención que prestamos a la carretera. Por ejemplo, a una velocidad de 90 km/h, una secuencia de estornudos de cinco segundos equivaldría a recorrer 140 metros "a ciegas". Esta distancia aumenta si añadimos el momento previo al estornudo (durante la sensación de picor) y el instante después hasta que recuperamos la atención sobre la carretera.

A una velocidad de 90 km/h, una secuencia de estornudos de cinco segundos equivaldría a recorrer 140 metros "a ciegas"

De acuerdo a las fuentes consultadas por la plataforma, la irritación y el lagrimeo son los efectos más peligrosos: aumentan la sensibilidad a las luces y el sol y la sensación de fatiga y afectan directamente a la visión, uno sentido fundamental para conducir.

¿Y si tomamos medicación?

A pesar de que un correcto tratamiento es clave para reducir los efectos de la alergia, solo el 20% de quienes la padecen está tratados por un especialista médico. El resto, el 80%, o no toma nada o se automedica. Esto último es peligroso para la seguridad vial porque un consumo erróneo de medicamentos puede alterar nuestra capacidad para conducir. De hecho, se estima que el 10% de los accidentes de tráfico está relacionado con esto.

Además, no podemos olvidar que algunos medicamentos muy comunes pueden producir somnolencia, mareos o pérdida de apetito, lo que influye directamente en nuestra capacidad para conducir. 

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