14 Julio 2022, 14:43
Actualizado 15 Julio 2022, 00:12

Un viejo huraño, padre de una muchacha sin nombre de la que quieren pedir la mano es el protagonista de El Misántropo que Menandro escribió en el siglo IV a.C. Pero en el Festival Internacional de Teatro Clásico Mérida,  Carol López y Xus de la Cruz, primeras en atreverse a representarlo, le han hecho algunos cambios. El hombre asocial y solitario, Cnemón, tiene voz de tenor (Jesús Castejón nació entre bambalinas, su familia está llena de artistas y él dio sus primeros pasos cantando zarzuela), mientras que La Muchacha (María Ordóñez) reivindica su voz propia: "Ni Afrodita ni Hestias, tú a mí no me silencias" y busca ante todo tener un nombre: "Mérida, tú qué eres Augusta ¿qué nombre te gusta?". Le parece lo más justo, argumenta en varias ocasiones saliéndose del texto original de Menandro, al que reprocha que le diera "solo tres frases" en su obra, "cuando realmente soy yo la que desencadena toda la trama". 

"Ni Afrodita ni Hestias, tú a mí no me silencias" 

"Mérida, tú qué eres Augusta ¿qué nombre te gusta?"

La Muchacha de Menandro pidió ser bautizada en Mérida
La Muchacha de Menandro pidió ser bautizada en Mérida | Jorge Armestar / Europa Press

Griegos rurales contra yoguis de Atenas

Pero no solo de feminismo se habla sobre el erial abandonado que ha recreado en la escena de Mérida Alessio Meloni y del que brotan amapolas para representar a las mujeres sin nombre. También se reivindica la fraternidad, la ayuda entre iguales y las segundas oportunidades. Porque de eso también habló Menandro. Y de amor a la naturaleza. Un amor que en Mérida se convierte en duelo entre Cnemón y  los grecohippies llegados de Atenas. "Odio a la gente que hace ayuno intermitente" o  "este se cree un illuminati porque come arroz basmati", escupe el viejo misántropo a los yoguis de la polis; cosmopolitas que beben Kombucha porque, según cantan, esa es su lucha.

Campesinos griegos contra yoguis de Atenas
Campesinos griegos contra yoguis de Atenas | Jorge Armestar / Europa Press

Umberto Tozzi o Frank Sinatra para seguir la trama y para salirse de ella

La música (Gloria, de Umberto Tozzi o My way, de Frank Sinatra) es clave para marcar el ritmo de la trama (hay mucho del texto original y de los eventos que la desencadenan). Pero también sirve para salirse de ella y situarse ante una cuarta pared totalmente transparente y rota cada dos por tres, para acercarse al público.

"A Ceres pongo por testigo, que no volveré a hablar sin tener un nombre".

Hay chistes en latín, porque Mirrina (Beatriz Carvajal) dice que es un lío representar una comedia griega en un Teatro Romano. Y también los hay sobre dioses y templos: "Tienes menos luces que un templo sin ofrenda" . Y hay además referencias al cine mudo, a las telenovelas y al mismísimo Lo que el viento se llevó :"A Ceres pongo por testigo, que nunca más volveré a decir una sola palabra si no se me pone un nombre de manera inmediata". Se ve todo el frente escénico, tal y como se había prometido, y entre el vestuario hay muchas túnicas, combinadas con gafas de sol y auriculares (repite el vestuarista Pier Paolo Alvaro, que también diseñó el desfile de moda que vimos en Safo).

Beatriz Carvajal y Jesús Castejón, veteranos ya en el Festival de Mérida
Beatriz Carvajal y Jesús Castejón, veteranos ya en el Festival de Mérida | Jorge Armestar / Europa Press 

Elenco veterano y debutante frente a "un público que sabe de Teatro"

También hay un elenco en el que sobresale el dios Pan, que es a la vez el yogui Sicón (Ángel Ruiz se volvió a meter al público de un Teatro que se conoce a la perfección) y en el que se dan la mano otros veteranos como Beatriz Carvajal (segunda vez en Mérida), Jesús Castejón (cuarta vez en el Festival) y María Ordóñez (tercera vez, atesorando además el Premio Ceres a la Juventud 2014 por El Eunuco). Pero también hay debutantes como Carlos Troya y Alejandro Pau (Gorgias y Sóstrato)que no pudieron evitar llorar, según confesaron luego en la comparecencia ante la prensa; o las autoras del texto, Carol López y Xus de la Cruz: "estamos flipando". Todos coincidieron en una idea: "Mérida tiene un público que sabe de Teatro" ;"Mérida es garantía"  porque "si funciona aquí, funciona en toda España".

Dyskolos se titula en griego esta obra y díscola y rebelde es la versión que ha llegado a Mérida. Ganó Menandro un premio en el festival griego en el que la presentó allá por el 317-316 a.C. : el Festival Leneas, en honor a Dioniso . En en el nuestro, en el Festival de Mérida, se ha llevado otro: en forma de risas y de aplausos.

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