Alfredo Molina tiene una discapacidad visual y para él, distinguir productos en su casa se convierte en ocasiones en un problema. El motivo está en el etiquetado: no hay escritura en braille.
“A lo mejor he ido a echar leche, no me ha dado por olerlo ni nada y cuando lo he probado, he dicho: “¿esto qué es?"
Mayor reto supone para las personas ciegas el hecho de hacer la compra. A Alfredo lo acompaña su mujer, pero no todas las personas invidentes tienen esa posibilidad.
“Si no tengo nada en braille, no sé lo que estoy tocando a no ser que me ponga a abrir todas las tapas y vaya oliendo como si fuera un perro”
El etiquetado en braille obligatorio que prevé aprobar el Ministerio de Derechos Sociales y Consumo busca facilitarles la compra y que ganen en autonomía. Román Martínez, responsable del departamento de Servicios Sociales para personas afiliadas a la ONCE en Extremadura. explica que “nosotros siempre hemos luchado por la autonomía, por poder realizar las cosas de la forma más autónoma posible".
"Estamos pidiendo algo que consideramos un derecho fundamental, como es el acceso a la información”
Una ley necesaria que mejoraría la calidad de vida de muchas personas.
