La caza de perdices es una de las modalidades cinegéticas que gozan de un mayor número de aficionados en España, es la “reina” de la caza menor.

Lo importante es la estrategia y saber hacerlo con cabeza, teniendo la paciencia necesaria para que vayan saliendo solitas y se pongan a tiro. Esfuerzo, dedicación, paciencia y una buena dosis de puntería es lo que se necesita para tener éxito con las perdices.

Por otro lado, es indispensable la ayuda del perro. Son recomendables los perros de muestra que sean valientes y se desenvuelvan bien en cualquier tipo de terreno.

Por último, hay que caminar con el viento en contra, así ayudara a los canes a dar antes con ellas y permitirá tener un mejor lance.

En los últimos años, el inicio de la temporada montera en nuestra región sufre de altas temperaturas, por ello algunas medidas básicas de precaución y seguridad durante las jornadas cinegéticas son:

- La reducción de los plazos de tiempo de la jornada montera, siendo necesario realizar el sorteo la noche anterior y convocar a los monteros a primera hora de la mañana.

- Soltar las rehalas antes de las 10:00h, habilitar puntos de agua en la mancha y finalizar la jornada montera antes de las 14:00h.

- Además, es recomendable que los monteros lleven agua de sobra para poder darle a los perros a su paso por los puestos.

- Cuando un animal se haya abatido, los rehaleros deben de arrastrar las piezas hasta una sombra para conservar la carne en mejor estado, hasta la recogida. 

- El trabajo de los muleros debe ser rápido para realizar la junta de carne y las industrias cárnicas puedan trabajar los antes posible, así beneficiará la calidad de las carnes.

El equipo de Cazadores de Lances se desplaza a la sierra de las Batuecas, para recechar la cabra montés como gestión y ayudando en el relevo generacional. Y terminamos con criadores y entrenadores de perros de caza, en el inicio de la temporada, para saber algo más de cómo se preparan en terrenos de caza.

Protagonistas, competiciones, aficiones y objetivos los siete días de la semana.

Lo que se preveía una agradable paseo entre montañas, se convirtió en una odisea. Comprobamos el lado más sufrido de esta actividad y nos exponemos a un día de lluvia y viento, nada apacible para estar al aire libre. No obstante,  ante la adversidad destacó la amabilidad de los senderistas, y se puso de manifiesto todo el trabajo que hay detrás de la organización de un evento así.