2 Julio 2020, 14:56
Actualizado 2 Julio 2020, 14:55

Valdecañas se concibió con un proyecto de ocio en plena naturaleza, en un enclave único a los pies del embalse. Necesitó para su construcción la modificación de leyes dado que se situaba en un espacio natural protegido. Los ecologistas no tardaron en reaccionar y poner freno a esta actuación y llevan batallando por este complejo desde hace 14 años.

Valdecañas, la "Marbella extremeña"

En el 2006 comenzó a gestarse este proyecto y en el 2007 comenzaron a moverse los terrenos. Chalets, campo de golf, hoteles y hasta una playa artificial forman parte de la fisonomía de Valdecañas. Un proyecto que promotor y alcaldes veian como la mejor opción de futuro de la zona. Los regentes locales de la comarca de aquel momento decian que Valdecañas "sería fundamental para generar y traer empleo" y generar riqueza en la comarca.

Campo de golf en Valdecañas

Pero para que el proyecto viera la luz se modificó el plan municipal de El Gordo y también la ley del suelo de la región. Fue, eso sí, años después de iniciado el proyecto. Ocurría en marzo de 2011 y contó con apoyo de PSOE y PP en la Asamblea de Extremadura. 

Esta aprobación fue objeto de durísimas criticas de los ecologistas, que siempre han lamentado que se utilizara una zona de la Red Natura 2000 para este fin. De hecho, los detractores del proyecto denominaron el complejo como "la Marbella extremeña". Francisca Blanco, del movimiento ecologista, avisba que y decia que iba a recurrir y que en la mesa estaba que lo tuvieran que derribar.

Naturaleza y desarrollo, frente a frente

Ha sido una batalla judicial que ha durado prácticamente 14 años. El gobierno regional recuerda que el proyecto ha permitido que los pueblos del entorno revivan y recobren actividad social y económica. Valdecañas ponía cara a cara el desarrollo y medio ambiente. Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta, así lo recordaba en una comparecencia en la Asamblea. Decia que "no podemos estar pidiendo empleo y luego impedir proyectos como éste". Apuntaba, asimismo, que "entre el desarrollismo devastador y el conservacionismo reaccionario hay un termino medio".

Los tribunales han dado la razón a los ecologistas en varias ocasiones. En 2011, en 2014 y finalmente 2019. Ahora, sienten frustración.

Los tribunales han dado la razón a los ecologistas en varias ocasiones. En 2011, en 2014 y finalmente 2019. Sentencias que hablan de derribar este complejo, una actuación muy dificil y principalmente costosa. El abogado de los propietarios Luis Diaz Ambrona señalaba que " ir a la demolicón provocaría un daño medioambiental más grave que mantenerlo con una serie de medidas correctoras".

Seguirá en pie, pero no se construirá más

Sin embargo, el informe de la estación biológica de Doñana sobre si era conveniente o no derribar este espacio dictaminó que mantener el complejo en su estado actual es la opción más perjudicial para la ZEPA. Un derribo que se calcula podría haber costado más de 130 millones de euros. Ese habría sido el presupuesto para tirar lo que han llamado el Algarrobico fluvial de Extremadura. 

Finalmente, no habrá que hacerlo. El Tribunal Superior de Justicia de Extremadura ha dictaminado estos dias que la Junta no tiene que demoler lo ya construido: el hotel, viviendas y campo de golf. Eso sí, tendrá que derribar lo que ahora mismo está en construcción. Los propietarios están contentos. Las organizaciones ecologistas van a recurrir. Seguiremos informando...


 

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