BADAJOZ
13 Marzo 2021, 21:14
Actualizado 14 Marzo 2021, 22:41

Son solo dos ejemplos, pero la buena noticia de esta noticia es que a lo largo de la pandemia en Extremadura han sido muchos más.

Su experiencia y su testimonio ilustran en primera persona la lucha contra el virus, no solo individual sino también colectiva, de todos los que de una u otra manera los devolvieron de nuevo con nosotros. José y Laura, Laura y José representan con su edad capicúa, 72 y 27 años, un círculo mágico y milagroso, el círculo del corazón, de la vida.

José, de los primeros en la pandemia

José Jiménez, 72 años, fue de los primeros en contagiarse en Badajoz al comienzo de la pandemia, en marzo de 2020. Casi no le dio tiempo a enterarse bien de qué era eso del coronavirus.

Le dijeron que todo empezó con un viaje a Ibiza. Al poco de regresar a Extremadura ingresó en el Hospital Universitario. "Yo le decía al médico que a ver si yo podía ser de los que no apareciera en la lista de fallecidos, sino en la de los que lo habíamos superado. Y parece que acerté, aquí estoy", relata agradecido.

José Jiménez, superviviente de coronavirus

"Le decía al médico si yo podía ser de los que no aparecieran en la lista de fallecidos"

Antes tuvo que pasar 45 días en la UCI, soportar tres intubaciones, batallar célula a célula contra el coronavirus y sobreponerse a los delirios: "yo me soñaba que me llevaban a enterrar y todo, que me moría, lo veía perfectamente".

No fue así, y quizás porque su familia no quiso, porque le empujó a derrotar al bicho. Primero en casa, cuando su mujer Isabel le cuidaba y se contagió también. Ella estuvo ingresada 15 días, pero siempre en planta.

Y después desde fuera del cristal de la UCI, cuando sus 4 hijas y sus 8 nietos rezaban y lloraban juntos para que su padre y su abuelo siguiese latiendo. Normal que ahora José solloce emocionado y confiese que su familia es lo principal, "sin mis hijas, mi mujer y mis nietos yo no sería nada".

"Sin mis hijas, mi mujer y mis nietos yo no sería nada"

Tras 6 meses con fisioterapeutas, poco a poco va recuperando su vida: paseos, fines de semana en su campo, conducir, la cervecita del mediodía en el restaurante de su hija... Lamenta haber pasado por un año tan desagradable, pero como él mismo en seguida puntualiza, "más desagradable sería si estuviese en el cementerio".

Laura y la responsabilidad de los jóvenes

Laura Durán, 27 años, se contagió en La Cumbre, un municipio próximo a Trujillo. Fue durante la tercera ola, esa que empezamos a levantar todos en las fiestas navideñas.

No sabe ni dónde ni cómo contrajo el virus. Lo dice con la conciencia tranquila, porque siempre se comportó de forma responsable: mascarilla, distancia, evitar botellones, desinfección frecuente...

No podía ser menos. Ella, como su madre Teresa, es auxiliar de enfermería. "Los jóvenes tenemos que ser conscientes. Los amigos pueden estar contagiados y no lo sabemos. Luego contagias a tus familiares y se mueren", sentencia.

Laura Durán, superviviente de coronavirus.

 

Laura ingresó el 11 de enero en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres. Allí estuvo hasta el 1 de febrero. Una estancia que incluyó también el dramático paso por la UCI durante 14 días.

"Me agobiaba entre el olor a alcohol y el olor a fallecidos"

Fue muy duro para ella. Tuvo mucho miedo en cuidados intensivos y vio cómo personas mayores morían a su lado. "Yo ahí ya llegaba a agobiarme, entre el olor a alcohol para desinfectar y el olor a fallecidos", recuerda.

Su familia también lo pasó fatal. Tuvo que demostrar mucha entereza para afrontar las noticias que llegaban del hospital, donde los médicos les decían que Laura estaba mal y que en cierto modo era cuestión de suerte.

En realidad era cuestión de fortaleza, la que atesora Laura. Y de la atención impecable que recibió de los sanitarios, a los que, insiste e insiste, no tiene palabras para agradecer lo que la cuidaron.

"Una queda muy tocada, pero hay que vivir la vida"

Ahora se recupera de la sensación general de cansancio y dolor muscular que todavía le acompaña. Y de las secuelas psicológicas, porque "una queda muy tocada". Pero ella es valiente y optimista, "hay que vivir la vida".