13 Agosto 2022, 13:26
Actualizado 13 Agosto 2022, 16:41

Una idea, un reto y el resultado es la primera comedia musical de gladiadores. Los hermanos Lancha y el mago Woody Aragón han creado un gran espectáculo con `El aroma de Roma´. Un trabajo en común, aunque cada uno se ha centrado en diferentes aspectos: la composición musical, las letras de las canciones o del libreto. 

"Es un musical hecho a golpe de WhatsApp". Nos lo cuentan Fernando y Santiago Lancha. Comenzaron con la idea de hacer un musical de gladiadores poco antes de la pandemia, pero al quedar todos confinados, el WhatsApp fue una de las herramientas para mantener el diálogo y prosperar con la idea. Esa es la anécdota, pero la realidad es el impulso creador de Santiago y Fernando Lancha, y Woody Aragón. Los tres formaron un equipo para crear esta comedia musical.

Woody es una persona polifacética, un gran mago y también un reputado compositor musical. Ya habían trabajado los tres en otras ocasiones. De sus primeros trabajos juntos son el videojuego "Drácula", o "Mortadelo y Filemón: el Sulfato Atómico". Ahora, tenían claro que querían contar una de gladiadores. "Para poner una letra en una canción yo sé lo que quiero decir y trabajo en que encaje en la métrica", explica Fernando, letrista del musical. "Hay que enlazar la historia para que las escenas vayan de canción en canción y queden bien enlazadas", añade Santiago, autor del libreto. 

Para conseguirlo, un proceso de casi tres años de trabajo. Woody ha marcado la música, Fernando las letras y Santiago el libreto.

`El aroma de Roma´ tiene referencias a otros musicales, ganchos cómicos de actualidad y la música de diferente estilos que acompaña la intencionalidad.

Lo más difícil del proceso de creación, nos cuentan, ha sido el segundo acto. Tras una hora de musical y descanso de 15 minutos, mantener el ritmo en esta segunda parte suponía un gran reto. "Era muy importante que no decayera, y conseguirlo nos ha costado muchos cambios de estructura y descartes de escenas y canciones", nos cuentan.

Además, con un final muy aleccionador, porque "nada sana más el alma que las artes". Así lo dicen los dioses del Olimpo.