11 Marzo 2023, 21:02
Actualizado 11 Marzo 2023, 21:02

Tras la victoria del Bando Nacional, en España se construyeron seis colonias penitenciarias. La número dos se constituyó en Extremadura, en Montijo, donde parte de las estructuras todavía son visibles a día de hoy, siendo, además, la única de las seis, que se crearon entre 1939 y 1942, que aún conserva edificaciones.

Estuvo en funcionamiento unos siete años "para dar cabida a un montón de presos republicanos, socialistas, anarquistas, comunistas", tal y como nos recuerda Chema Álvarez, miembro de la asociación para la recuperación de la memoria histórica de Extremadura que acaba de solicitar al Ministerio de Presidencia que este enclave sea protegido, recuperado y declarado 'lugar de memoria democrática' por "la memoria de las víctimas del golpe de Estado, la Guerra de España y la dictadura franquista ya que el olvido no es opción para una democracia”.   

En total, cerca de 1.500 personas malvivieron aquí. En siete pabellones que eran vigilados desde una torre que aún permanecía en pie en 1985, pero de la que ya no queda ni rastro. También se veía entonces, parte de la iglesia por la que tenían que pasar con asiduidad los presos para ser unos buenos españoles, como decía el régimen dictatorial. Ya nada queda de ella.

Torre de vigía del campo de concentración de Montijo. Imagen grabada en 1985 por Antonio Álvarez
Torre de vigía del campo de concentración de Montijo. Imagen grabada en 1985 por Antonio Álvarez

 

"El castigo era el trabajo, la extenuación"

Llegaban hasta el centro como voluntarios porque se les prometía la condonación de la pena de muerte por 30 años de cárcel. A cambio, se enfrentaban a muy duras condiciones de vida y trabajo. Nada que ver con la imagen que de las colonias se daba en los medios propagandísticos donde se les podía ver comiendo en abundancia o cantando y bailando.

Chema Álvarez, miembro de la ARMHEX
Chema Álvarez, miembro de la ARMHEX

"El castigo era el trabajo, la extenuación", nos recuerda Álvarez, y precisamente, picando piedra, como tenían que hacer día tras día, "se podría alcanzar pronto". 

Con su pico y pala realizaron la inmensa zanja del canal de agua o la presa de Montijo. Un esfuerzo sobrehumano que era realizado con una muy mala alimentación y castigos severos como, por ejemplo, "dejarles sin agua durante un día entero cuando habían comido por ejemplo, una ración de bacalao" y todo esto teniendo en cuenta las altas temperaturas que se alcanzan en verano en las Vegas Bajas del Guadiana.

Campo concentración de Montijo

 

Durante los dos primeros años en funcionamiento de la colonia fueron auténticos esclavos. A partir de 1942 comenzaron a recibir un salario de 2 o 3 pesetas que en la mayoría de las ocasiones no era entregado porque se utilizaba como contraprestación por la manutención. Una comida que escaseaba entonces y que hoy curiosamente campa a sus anchas por el entorno en el que se mueven libremente gallinas y polluelos.

Interior de uno de los pabellones del campo de concentración de Montijo.
Interior de uno de los pabellones del campo de concentración de Montijo.

 

El campo de concentración de Montijo pasó con los años a manos privadas y si no se protege como lugar de memoria histórica,  acabará desapareciendo, tal y como se temen desde la asociación para la recuperación de la memoria histórica de Extremadura.

 

Bien de Interés Cultural

La asociación para la recuperación de la memoria histórica de Extremadura también ha intentado en varias ocasiones que la Junta de Extremadura declare este paraje como Bien de Interés Cultural. La última solicitud para las 'Colonias Penitenciarias de Montijo' fue presentada ante la Dirección General de Patrimonio Cultural en 2017 y recibió informe desfavorable.

Actualmente se está estudiando una posible figura de protección para este bien como ‘Lugar de memoria’ dentro de lo establecido por la Ley de memoria Histórica y Democrática de Extremadura, aclaran desde la administración regional.