28 Septiembre 2021, 17:30
Actualizado 28 Septiembre 2021, 17:30

“El veranillo de San Miguel faltará muy rara vez”, así lo afirma el refrán y, como todos los refranes guardan algo de verdad. Es habitual que a finales del mes de septiembre (en torno al día de San Miguel, el 29) se dé un ligero repunte al alza en las temperaturas que nos retrotraigan tintes veraniegos. Este año volverá a cumplirse.

El viaje hacia el invierno es abrupto, pero con temperaturas a la baja en el que se dan ciertos respiros que son los veranillos

Tanto la primavera como el otoño son estaciones de tránsito hacia el verano y el invierno, respectivamente. Y este cambio no se produce de forma lineal y suave, sino a modo de pulsaciones en las latitudes medias como las nuestras. Estamos en un área que marca la frontera entre aire polar y el tropical. Una frontera móvil y muy voluptuosa regida por el empuje de imposición de estas dos masas de aire. Esta lucha es la que hace que tanto la primavera como el otoño sean unos meses de gran variabilidad meteorológica.

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En esta batalla se dan oportunidades para despedirnos de la estación precedente cada vez más breves y menos intensos. Así, tenemos en el otoño los veranillos (periodos más cálidos de lo propio) y en la primavera los, menos conocidos, inviernillos (periodos más fríos de lo habitual). 

En las próximas semanas asistiremos a un gradual descenso de las temperaturas, intercalo con algunos eventos de ambiente algo más cálido. Eso sí, según nos adentremos hacia el invierno cada vez serán más breves y menos intensos. 

La tradición popular bautiza cada fecha de los veranillos con sus santos correspondientes

Si todo transcurre como marca la climatología el primero de ellos es el “veranillo de San Miguel” (29 de septiembre) que se da en la recta final de este mes. También se le conoce como el “veranillo del membrillo” ya que en estas fechas esta fruta llega a la maduración. Es frecuente el tiempo seco y soleado, con máximas que llegan a sobrepasar los 30ºC en los valles del Guadiana y del Guadalquivir y se superan claramente los 25 en puntos del centro peninsular. Suele durar entre 4 y 6 días, pero hay años que ha sido más extenso y más intenso con registros superiores a los 35ºC durante una semana e incluso más.

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Tras un descenso térmico y algún que otro temporal de lluvias, el segundo es el “veranillo de Santa Teresa” que se da a mediados de octubre y donde el ambiente es muy suave. Tanto que algunas plantas florecen por segunda vez, en particular, las rosas por lo que a este episodio se le conoce como el “veranillo de las rosas otoñales”. 

El tercer veranillo lo tenemos en el arranque de la segunda quincena de noviembre y que, además, es muy breve: “El veranillo de San Martín dura tres días y fin”. La Iglesia católica recuerda a este santo el 10 de noviembre. A pesar de estar casi en el último tercio del otoño, no es muy difícil que las máximas lleguen a los 25ºC que contrarrestan con las primeras heladas matinales en algunos lugares.

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El último es el “veranillo de San Andrésen la recta final de noviembre (día 30). Es el más corto de todo, de apenas 2 o 3 días. El invierno se nos echa encima tanto que el refranero nos recuerda que “Por San Andrés, nieve en los pies”.