3 Noviembre 2022, 16:33
Actualizado 3 Noviembre 2022, 16:33

Los hechos que se juzgan, 3 años después, se remontan a la madrugada del 28 de julio de 2019, durante las Fiestas patronales de Santiaguito y Santa Ana, en Villanueva de la Serena. 

En las proximidades del Recinto ferial, los dos acusados, vecinos de Mérida, y que se trasladaron hasta allí de fiesta. Presuntamente se enzarzan en una pelea con otros 4 jóvenes, vecinos de Don Benito. 

Los seis han reconocido en la vista que hubo dos encontronazos, aunque difieren las versiones de por qué se produjeron. Un primer encuentro, en el que los dos acusados acaban huyendo, y donde queda claro por las declaraciones, que muestra por primera vez el arma, una "navaja de empuñadura verde", según los testigos y la policía que se personó en el lugar. 

Según los acusados, "su intención solo era preguntar por la Estación de autobús o tren porque se habían quedado solos, sin los amigos con los que acudieron en coche. Era ya casi por la mañana y estaban sin batería de teléfono móvil y les preocupaban sus familiares", según ha dicho en sede judicial. Por ello "preguntaron a un joven que estaba cerca y empezaron a meterse con ellos, y uno de ellos propinó un golpe en la cabeza a uno de ellos sin motivo aparente". En ese momento huyeron calle abajo, porque aseguran, "temieron por su vida".

Una versión que contrasta con la de las víctimas, que aseguran "que uno de ellos se estaba metiendo con uno de ellos que iba en grave estado de embriaguez y al ir a defenderlo, su hermano mayor, sacó una navaja del bolsillo." Dicen los cuatro que el mayor de los tres hermanos que iban junto a otro amigo, apartó a sus otros dos hermanos y le dijo que guardara el arma. Los cuatro sostienen que el portador del arma profería gritos de "somos mercheros o quinquilleros de Mérida y venimos a matar a los de Don Benito y Villanueva". Algo que los dos acusados han negado en todo momento. 

 La agresión se produjo cerca del Paseo de Castelar

Los dos acusados aseguran que los cuatro jóvenes fueron a perseguirlos en un coche a toda velocidad y los acorralaron contra una batea de ripios al final de la calle, muy cerca de la Comisaría de Policía. Y ellos se defendieron. A lo que los otros implicados, aseguran, que fueron en la búsqueda de otras dos hermanas que se fueron en la misma dirección que los dos acusados y que se toparon con ellos "y se le fue la cabeza y tiró del freno de mano", declaraba el mayor de los hermanos agredidos.

Fue ahí, donde se produjo la agresión que terminó con dos de los hermanos, el mediano y el menor, heridos por arma blanca. Uno de ellos de menor gravedad presentaba herida en el glúteo y dedo; y el segundo, con hasta cinco puñaladas en el abdomen y que tuvo que ir a la UCI en Ambulancia con heridas graves. 

Los policías que han declarado, aseguran que por la cercanía acudieron al lugar rápido y mediaron en la pelea y llamaron a los equipos sanitarios. Además recogieron el arma, que todos han reconocido en la sala. 

La defensa argumenta que actuó en defensa propia 

Varias vecinas han declarado por videoconferencia. Una de ellas ha admitido que escuchó como uno de ellos decía "si me los encuentro los rajo" y llamó a la policía dándole la descripción física de los mismos. 

Y es que la defensa del presunto autor de las puñaladas, pretende rebajar la pena de su defendido, aludiendo que actuó en legítima defensa y que portaba el arma porque se trataba de su herramienta de trabajo, ya que era carpintero.

Insiste el abogado defensor, José Duarte, que no puede enfrentarse a un delito de homicidio en grado de tentativa y lesiones agravadas, además de amenazas. Delito éste último al que se enfrenta el segundo acusado. 

La Fiscalía pide para el portador del arma, y presunto autor de las puñaladas, quince años de prisión