18 Septiembre 2023, 12:41
Actualizado 18 Septiembre 2023, 12:41

Extremadura es la principal región productora de tabaco del país. Produce el 98% del tabaco total de toda España y de él viven unas 20.000 familias en la región. En 2022, se cultivaron unas 6.000 hectáreas, una cifra muy similar a la de este año. Lo que va a variar, y mucho, es la producción.

En 2022 se consiguieron 18.000 toneladas. Las inclemencias meteorológicas sufridas este año, como la tromba de agua que cayó en mayo, harán menguar la producción hasta las 12.000, según las estimaciones de las organizaciones agrarias. Es un 34% menos de cosecha. De hecho, en algunas explotaciones, se ha tenido que levantar toda la cosecha ante los daños causados.

Este lunes, además, es un día importante para el sector. Cooperativas y agricultores empiezan a entregar el tabaco a las industrias y lo hacen, con incertidumbre.

Para paliar los efectos de la merma en la cosecha, los tabaqueros reclaman una subida de precios para rentabilizar los altos costes de la producción. En este sentido, Dionisio Sánchez, gerente de las Asociaciones Agrupadas de Tabaco del Campo Arañuelo, afirma que este precio podría subir hasta los 4 euros, pese a lo estipulado en los contratos firmados en marzo, que lo situaban en esos 3,40 euros. Los agricultores piden que el precio suba para, así, cubrir los costes de producción.

Subida que confirma Ricardo Miranda, director general de CETARSA en Talayuela, quien asegura que la semana pasada se envió una nueva tabla de precios para incrementarlos. Una subida que cuantifica en un 33%.

Para la industria tabaquera, esta campaña también es crítica. Desde CETARSA, Ricardo Miranda afirma que llevan todos el verano hablando con sus clientes porque no van a poder garantizar todos los pedidos recibidos.

Una situación que también se verá reflejada en el empleo. En CETARSA mantendrán el mismo número de personas fijas discontinuas en plantilla, pero este personal trabajará menos jornadas. "En CETARSA trabajamos con unos estándares de producción, necesitamos un número de personas para poner en marcha la fábrica y el personal fijo discontinuo trabajará menos", cuenta. Una situación que se ha repetido en las explotaciones y en los centros de secado.

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