Hoy conocemos la historia de un joven brasileño que ha heredado de su padre la pasión por el fútbol sala. Ambos, padre e hijo, comparten nombre: Edinho. El primero la rompió en Cáceres a finales de los años 80. El segundo, su hijo, busca seguir sus pasos.

El chaval, tras intentarlo en el fútbol once con el Diocesano y el Amanecer, recaló en el filial del CDC San José y no ha tardado mucho en derribar la puerta del primer equipo. Es en ese equipo don ahora comparte vestuario con su padre, segundo entrenador.

El mítico jugador brasileño se siente tremendamente orgulloso de ver a su hijo sobre el parquet. Incluso reconoce que hay gestos que le recuerdan a él pese. Ambos, uno desde la pista y otro desde el banquillo, buscan hacer más grande al CDC San José.

El Femenino Cáceres sigue demostrando que su proyecto va dando pasos en la buena dirección. El pasado fin de semana (pese a caer ante el Granada) consiguieron la clasificación matemática para la fase de ascenso a Primera Iberdrola.

"Las jugadoras están muy contentas por lo que hemos conseguido pero todavía queremos más", afirma Ernesto Sánchez. El entrenador de las cacereñas reconoce que es muy complicado ascender a la máxima categoría este año pero que se están poniendo los cimientos para lograrlo en el futuro.

La llave para obtener ese sueño la tienen las jugadoras de la casa. "Nos centramos en formarlas para que, dentro de nuestras limitaciones, nos ayuden a dar ese salto", explica el técnico.

Las cacereñas tienen que disputar una última jornada (ante el Málaga) antes de hacer frente a una segunda fase que afrontan con mucha ilusión aunque algo mermadas por las bajas.