Miguel de Tena, cantaor de Ruecas, durante su Zambomba Flamenca en el Teatro López de Ayala de Badajoz.
La Navidad también se siente desde el quejío y, anoche, Badajoz lo comprobó con un teatro rendido al flamenco. El cantaor extremeño Miguel de Tena llenó el Teatro López de Ayala con su Zambomba Flamenca, un espectáculo en el que los villancicos se transforman en cante jondo y conectan directamente con el corazón del público.
Quejío, palmas y sentimiento se dieron la mano en un repertorio muy especial que el propio artista define como una Navidad Flamenca compuesta por “nueve o diez villancicos populares, pero villancicos flamenco”. Tangos, cantes libres y campanilleros conforman una propuesta variada y cuidada que mantiene viva la tradición desde el respeto al flamenco.
El López de Ayala, en pie
“Yo espero transmitir sentimientos y, con alguno de los villancicos, emocionar”, explicaba Miguel de Tena antes del espectáculo, y así fue. El público respondió con una ovación y con palabras de admiración: "Bonito, emotivo, transmite, hay canciones que llegan".
Más allá del talento sobre el escenario, muchos destacan también la calidad humana del cantaor. “Como persona, como solidario, como humilde… lo tiene todo. Ha colaborado para mi hijo, que tiene una enfermedad rara, y tengo que agradecérselo toda la vida”, señalaba una espectadora.
Por esa combinación de arte, cercanía y humildad, Miguel de Tena ha vuelto a conquistar al público de Badajoz.