Un nuevo estudio de las universidades de Birmingham, de la University College de Londres y de la Erlangen-Núremberg ha publicado un interesante trabajo en el que se pone de manifiesto la clara relación que hay entre el clima y la evolución tanto de animales como de plantas.
Hace 220 millones de años, en el Triásico tardío, hacía tanto calor que no existían los casquetes polares. Los océanos eran auténticos caldos con temperaturas entre los 30 y los 40ºC. Surgieron los primitivos desiertos, mucho más extensos que los actuales. Estas condiciones tan calurosas acrecentaron la evaporación lo que permitió la aparición de las rocas evaporitas, como la halita, el yeso o la carnalita. Tras esta época vinieron el Jurásico y el Cretácico.
Para este análisis se ha tratado información combinada del clima y de unos fósiles particulares de esa época, dos tipos de dinosaurios de pequeño tamaño: los pterosaurios, que eran voladores, y los lagerpétidos, terrestres. El trabajo en sí lo puedes leer aquí birmingham.ac.uk/news/2025/first-ancient-flying-reptiles-were-winners-of-increasing-triassic-humid-environments .
En este horno natural se dio el pistoletazo de salida para que estos animalitos prehistóricos, que no eran más grandes que un perro, se expandieran por todo el planeta, desde Groenlandia hasta Sudamérica, con evoluciones distintas: los lagerpétidos prosperaron en todos los rincones del mundo, mientras que los pterosaurios prefirieron quedarse en las latitudes tropicales.
Sobre este trabajo hablamos con Óscar Sanisidro, profesor de Ecología y paleontólogo de la Universidad de Alcalá de Henares. Esta entrevista se emitió el pasado viernes, 12 de septiembre de 2025 en “El Sol sale por el oeste”. Pincha en la imagen y escúchala.