6 Noviembre 2022, 14:56
Actualizado 9 Noviembre 2022, 15:25

Aquella fatídica noche del 5 al 6 de noviembre fue fundamental la ayuda de las numerosas personas que estuvieron trabajando en ayudar a los vecinos. Fueron más de 2.000 quienes estuvieron trabajando, salvando vidas y limpiando la zona. 

Uno de ellos fue Diego Mota. Él fue uno de los encargados de coordinar el operativo de la Guardia Civil. Pasó 48 horas sin poder salir de la comandancia ante la ingente cantidad de trabajo que tuvieron que realizar durante aquellos días. 

Diego asegura que fueron 48 horas muy difíciles de olvidar. Recuerda que recibió una llamada del centro operativo para que acudiese a la comandancia ante el aumento de las lluvias y las dificultades durante la noche. De camino a su trabajo, pasó por el puente de Valdepasillas poco antes de que el agua lo sobrepasase. 

Considera que aquella noche fue terrible y que tenían mucha impotencia porque no podían llegar a todos los lados. Durante la noche recibieron unas 800 llamadas y no podían acudir a todos los lados porque, además, las vías no lo permitían. Por la mañana, nos cuenta, pudieron ver la magnitud de la tragedia. Recuerda, con emoción, la labor de todos aquellos que acudieron a la zona de la riada a ayudar. 

Aquella noche participaron muchos otros efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en las labores de rescate. Uno de ellos fue Celestino Portero, que detalla cómo consiguió romper con la culata de su pistola los cristales de una furgoneta para salvar la vida de sus ocupantes. 

También trabajaron los militares de la Brigada Extremadura XI. Santiago Algaba, brigada, asegura que en los primeros momentos de la noche fue imposible entrar en algunos lugares a  ayudar en el rescate. En ese sentido, Juan Carlos Lima, bombero entonces, relata que iban pudiendo ayudar en la medida que el agua les dejaba, arriesgando, incluso, sus vidas. Recuerda que, si no hubiesen tomado esos riesgos, no habrían podido evitar que más personas hubiesen fallecido.

Fueron 25 en total, entre Badajoz y Valverde de Leganés, las personas que perdieron la vida. Juan Manuel Corchero, capitán, entonces, de la Guardia Civil, recuerda que lo más duro fue cuando se procedió a la identificación de los cadáveres.