7 Mayo 2022, 13:51
Actualizado 7 Mayo 2022, 13:51

A pesar de la falta de agua para esta temporada y de las importantes restricciones en la campaña de riego, hay cultivos que sortearán esos problemas, como el tomate o los frutales. Una circunstancia que ha llevado a algunos agricultores a diversificar su producción y apostar por otros productos, aunque el elevado aumento en los costes de producción no termina de permitir al campo respirar tranquilo.

Fermín, en Villanueva de la Serena, es uno de esos ejemplo. Tiene más de 50 hectáreas de tomate, frutales y, ahora, también girasol. "Lo que el año pasado sembré de maíz, este año lo he sembrado de girasol, por el tema de ahorro del agua que conlleva", nos cuenta.

En esta Comunidad de Regantes del Zújar este año cuentan con 4.000 metros cúbicos de agua por hectárea, 2.000 menos que el año pasado. Algo que, sumado a la subida en los costes de producción, aumenta la sensación de incertidumbre. "Hoy en día te tienes que vestir un poco de valiente para una explotación como esta mía o como la de tantos compañeros, para tirar pa´lante", explica Fermín.

José María, en Valdivia, ha optado por sus habituales frutales y por el tomate en parcelas donde dispone de pozos propios. Eso sí, la falta de agua ha hecho que prescinda de otros cultivos. En total, "eran casi 10 hectáreas de maíz y otras 10 que llevaba de arroz que no van a llevar la cosecha, que no se han sembrado".

Para sus frutales, tres días de riego y cuatro de descanso, lo estipulado por la Comunidad de Regantes de Orellana, que se está llevando la peor parte de esta sequía. La parte positiva, asegura, es que no les falta la mano de obra y que las expectativas de esta temporada "es de una producción normal en frutales, pero en tomate vamos a intentar sacar la máxima producción posible".

Y es que ya le toca al campo respirar algo de tranquilidad.

 

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