Cloto, Láquesis y Átropos son tres las moiras que personificaban el destino en la antigua Grecia. La primera teje el hilo de la vida, la segunda mide su longitud y la última... lo corta: decide la muerte. Esta noche, en el Templo de Diana esas tres moiras se convierten en tres etapas del empoderamiento femenino.
"Lo que hemos hecho es relacionar cada moira con una etapa de la vida de una mujer", explica la coreógrafa, directora y autora de la versión, Alba Gog, "además, de una forma muy personal porque las intérpretes son alumnas mías desde los ocho años"
De este modo, cada una de ellas es, al mismo tiempo, las tres moiras de su propia historia: su infancia, su madurez y la ancianidad que les espera. Son 12 y tienen a otra moira más como referente (Carmen Bravo, intérprete de la ESAD de Sevilla), quien con cuerpo y gestos va sirviéndoles de inspiración y de ejemplo:
"La primera parte tiene que ver con descubrir el cuerpo, con el entorno y con el movimiento de las manos, que transmiten la magia de empezar y de hacer cosas. Después, una vez ha pasado esa época de descubrir, llega la mujer más hecha. La que ya está colocada y que sostiene ya en las manos una balanza"
Es la época adulta, donde se aprende a equilibrar emociones y experiencias femeninas. Después, la senectud:
"La postura de la época de la ancianidad está en la colocación de la pelvis y de la espalda, con esa sensación de peso"
Pesan los años pero también el poder de la sabiduría... y la esperanza al ceder el testigo a las que vienen detrás.