Madrid
16 Julio 2020, 16:57
Actualizado 16 Julio 2020, 17:40

A las nueve de la mañana ha comenzado en la Plaza de la Armería del Palacio Real el acto que este jueves 16 de julio ha rendido homenaje a todas las personas que han perdido la vida a causa de la pandemia. 

Los Reyes de España han presidido una ceremonia a la que han acudido multitud de autoridades, representantes políticos a nivel nacional y autonómico, también mandatarios europeos y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, entre otros.

Todos ellos rodeaban el pebetero con cuya llama se ha querido recordar a los 28.413 fallecidos por COVI-19. Sobre él los asistentes han depositado rosas blancas para dar su último adiós a los que se fueron en silencio. Precisamente un minuto de silencio y un poema de Octavio Paz leído por José Sacristán ponían fin a una ceremonia austera y breve pero emotiva.

 

La memoria es el mejor homenaje

Y la emoción la ponían dos intervenciones. La primera la de Hernando Fernández Calleja, hermano del periodista José María Calleja que moría en abril tras no superar el virus. Él ha representado a todos los familiares y ha recordado con sus palabras a todos los fallecidos.

El coronavirus es un ejecutor frío, cruel y destructor, ha dicho Calleja.Ha pedido que no se olvide a los que han muerto en esta etapa tan dolorosa, porque la memoria es la mejor forma de honrarles y hacerles justicia.

 

Detrás de los EPIS no había héroes, sólo personas

Tampoco hay que olvidar la lección aprendida. Es lo que espera Aroa López, enfermera del Hospital Vall D´Hebron y hoy portavoz de todos los sanitarios que han luchado contra el virus y que continúan haciéndolo. También palabras de agradecimiento a todos los sectores que han estado en primera línea durante la pandemia y han trabajado para que el resto pudiesemos seguir adelante.

Reconoce que han sido momentos muy duros, llenos de impotencia y forzados a aprender y decidir sobre la marcha. Una tragedia que les ha hecho comprender por qué se dedican a la sanidad, para cuidar y salvar vidas, aunque en muchas ocasiones les haya costado perder la suya.

Han dado la mano a los que se les escapaba la vida y han tenido que aguantar las lágrimas en cada ocasión que les pedían que no les dejasen morir solos. Porque Aroa recuerda que detrás de las gafas de protección y las mascarillas no había héroes, sólo personas

 

Recuerdo a los fallecidos y agradecimiento a los sanitarios

Un día para conservar en la memoria y en la conciencia, ha dicho Felipe VI en su intervención. Que ha tenido palabras de consuelo para los familiares de los fallecidos. Y ha recordado que en su gran mayoría nos han dejado personas de avanzada edad que lo dieron todo en su vida por construir una sociedad mejor para sus hijos y que merecen ser recordados.

También aquellos más jóvenes a los que les quedaba tanto por hacer y que dejan un gran vacío en sus familias. No les olvidaremos nunca, ha insistido el Rey, y aunque este acto no pueda reparar el dolor ni la pena sí puede hacer justicia.

Señala el monarca que este virus nos ha puesto a prueba como sociedad y que se han podido ver conductas ejemplares de valentía y generosidad como las de los sanitarios, o el resto que ha estado luchando en primera línea de la pandemia. Ahora toca estar unidos para poder mirar al futuro con confianza y esperanza.

 

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