21 Diciembre 2020, 17:35
Actualizado 21 Diciembre 2020, 18:48

Hace tan sólo unas horas hemos dado la bienvenida a la estación más corta y más fría de todo el año: el invierno. Se estrenó a las 11:02h y tenemos 88 días y 23 horas, hasta el 20 de marzo de 2021, fecha en que entrará la primavera.

 

El invierno es la estación más corta debido a nuestra cercanía al Sol


Pero, ¿no duran las estaciones lo mismo? Decíamos que se trata de la estación más corta de las cuatro. Esto es debido a que la órbita de la Tierra no es perfectamente circular, sino que tiene la forma de una circunferencia achatada, de una elipse. Y el Sol no se encuentra justo en el centro, sino desplazado ligeramente en un punto que se denomina “foco de la elipse”. En estos meses estamos a las distancias más cortas respecto a él y, por propia atracción gravitatoria, nuestro planeta viaja más rápido. 

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La órbita de la Tierra es elíptica y el Sol se encuentra en uno de sus focos.

¿Más cerca y más frío? Algo no me cuadra. Pues te deben de cuadrar y te cuadrará si te digo que el ritmo de las estaciones no lo marca la distancia Tierra-Sol, sino la inclinación del eje de rotación terrestre. En estas semanas, la Tierra gira sobre sí misma de inclinada en oposición al Sol, por lo que el Hemisferio Norte recibe los rayos solares “más tumbados” y dominan las horas de noche frente a la de luz. Estas dos circunstancias provocan que el calor que recibe el suelo es mucho menos efectivo. Ahora mismo se está dando la situación opuesta en el Hemisferio Sur donde acaban de entrar en el verano. 

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Mientras en nuestro Hemisferio comenzamos el inverno; en el Sur, comienzan el verano. 

A los comienzos del invierno y del verano se les conoce como solsticios

Técnicamente a las entradas del invierno y a la del verano se las conoce como “solsticio”. Se trata de una palabra de origen latino que significa “sol quieto” y es que en estas semanas el Sol “parece” que no cambia en su trayectoria a lo largo de la bóveda celeste. Esto hace que los días duren los mismo durante varias jornadas. Habrá que esperar a finales de año y, más aún, hacia el día de Reyes para notar cómo los atardeceres se presentan más tarde. 

 

Saturno se ocultará tras Júpiter en un juego de perspectiva

Además, en esta primera tarde del invierno astronómico, el firmamento nos tiene reservados un par de eventos más. El más llamativo es lo que los medios han denominado “la estrella de Navidad”, “la estrella de Belén”, “el beso de Júpiter y de Saturno”… y demás títulos mediáticos destinados a llamar la atención. Lo que podremos ver en estos atardeceres, y sobre todo el del día 21, es la ocultación de Saturno por parte de Júpiter, fenómeno que los astrónomos lo llaman “conjunción”. Sí, es curioso, sin duda ver cómo los luceros se han ido aproximando en las últimas semanas hasta que hoy el planeta de los anillos sea tapado por el planeta de la Gran Mancha Roja. Su observación se puede realizar a simple vista, pero si dispones de telescopio podrás ver a los dos planetas más grandes del Sistema Solar muy cerca uno del otro de forma aparente. 

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Situación al atardecer del lunes, 21 de diciembre de 2020. Mirando al oeste se pueden ver dos luceros: son los planetas Júpiter y Saturno. 

Aparente porque no es una situación real. Todo es cuestión de perspectiva. Ya sabes que los planetas orbitan alrededor del Sol. En estos días se da esta circunstancia: que desde la Tierra, Júpiter y Saturno “parecen” que estuvieran juntos. Se tratan de unas circunstancias que se dan cada 20 años aproximadamente (2040, la siguiente), aunque habrá que esperar a 2080 para verlos tan juntos como hoy. 

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La posición de la Tierra, de Júpiter y de Saturno dan lugar esta ilusión óptica. Realmente, estos dos planetas están a millones de kilómetros de distancia. 

Las úrsidas son la última lluvia de estrellas del año

Por último, rematamos el año con la última “lluvia de estrellas”. Son las “Úrsidas” y su nombre deriva de “osa” ya que “parece” (en Astronomía hay muchas apariencias) que proceden de la constelación de la Osa Menor, en dirección norte. Son los restos del cometa 8P/Tuttel que pasó cerca de la Tierra en el año 1790, aunque no fueron observadas hasta el siglo XX. Desde entonces, cada año caen sobre la Tierra los escombros de este cuerpo celeste. Para su observación, se recomienda alejarse de los núcleos urbanos con el objetivo de que la contaminación lumínica sea la menor posible. En condiciones óptimas podremos ver entre 5 y 10 estrellas fugaces a la hora

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En condiciones de baja luminosidad, escasa contaminación y poca nubosidad podremos contemplar la lluvia de meteoros de las Úrsidas. Fuente:  Eliot Herman