25 Junio 2020, 17:49
Actualizado 25 Junio 2020, 18:48

Estamos habituados a hablar de calima, invasiones de polvo sahariano, llegada de arena del desierto, etc. en la Península cuando tenemos tal episodio. Pero si le dijésemos a una persona que vive en el continente americano que el pronóstico para los próximos días vendrá marcado por un ambiente de mala calidad debido a la llegada de arena del desierto del Sahara, seguramente se extrañaría o incluso haría el comentario: “estos hombres del tiempo nunca aciertan”.

Cuba (@elier_ceballo)
Cuba (@elier_ceballo)
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Durante los últimos días ha tenido lugar una invasión de polvo del desierto de origen sahariano, es decir, del norte de África. No es que sea uno de los fenómenos que se producen a diario en meteorología, pero no es la primera vez que sucede, ni será la última. El recorrido de este litometeoro se ha producido desde el Sahara hasta lugares de centro América, algunas zonas de América del Norte y sur de Estados Unidos. Se estima que ha recorrido unos 5000 kilómetros desde el oeste de África hasta llegar a las zonas mencionadas.

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Pronóstico emitido el 17 de junio de 2020 (tropic.ssec.wisc.edu)

 

Un episodio tan intenso no tenía lugar desde hace 50 años

La NOAA, en su glosario, define la “Capa de Aire del Sahara” como una masa de aire muy seca y cargada de polvo que se forma en el desierto del Sahara a finales de la primavera, durante el verano y a principios de otoño. Es una capa que se extiende normalmente entre los 1500 y 6000 metros de altitud y suele tener menos de un 50% de humedad con mucha carga de polvo, además de vientos fuertes de 10 a 25 metros por segundo. Y como curiosidad, se ha observado con el paso de los años que este tipo de fenómenos influye en la dinámica de los ciclones tropicales, haciendo que se debiliten debido a su impacto en la formación de nubes. Aunque es un proceso que no está comprobado al 100%.

Se estima que ha recorrido unos 5000 kilómetros desde el oeste de África

Un estudio de la Nasa junto con las Universidades de Maryland y Miami (EEUU) demostró que, gracias a estos viajes de polvo del Sahara, en ocasiones llegan a la cuenca del Amazonas unas 22.000 toneladas de fósforo, elemento asociado al polvo en suspensión, que equivale a fertilizante básico para el equilibrio en la comunidad vegetal de la selva tropical.