Muy cerca de Losar de la Vera hay un lugar inaudito y discreto, que fue un dispensario antipalúdico, de entre los creados hace un siglo para atajar la malaria, también conocida como paludismo, con el propósito de acercar la sanidad a los territorios acuosos, más proclives a una enfermedad terrible. Uno de los científicos que no se dejaron agotar por el desaliento habitó estos parajes y condujo al bien, a la ciencia y al trabajo a un resultado sin precedentes. Su nombre era Sadí de Buen. Un libro se une a otras nuevas indagaciones sobre un investigador excepcional que aprovechó todas las oportunidades que le ofrecieron sus dioses para legar sus principios y hallazgos a la posteridad.
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Con Pedro Barroso.Cita informativa con la actualidad extremeña más destacada.