Polémica por la clasificación del etiquetado NutriScore a algunos de los productos alimenticios más relevantes de la región. Este sistema europeo, que cataloga a los alimentos en función de su calidad nutricional, equipara el jamón ibérico con el ketchup, el aceite de oliva con el chocolate amargo y el queso con los refrescos de cola o la bollería. Algo inexplicable y preocupante para los productores y expertos que, preocupados, exigen una revisión del etiquetado donde se incluyan aspectos ahora omitidos.

NutriScore
Un "semáforo nutricional" de letras y colores. Así cataloga Nutriscore lo saludable que es cada alimento. Un etiquetado muy intuitivo para el consumidor pero que, según los expertos, no siempre se basa en los criterios científicos adecuados. "En el caso del cerdo ibérico, le establece la letra 'E', la peor y estamos notablemente perjudicados por la presencia de sal en el producto y el contenido de grasa. Sin embargo, no discrimina el hecho de que esa grasa pueda tener un carácter saludable", ha explicado Elena Diéguez, secretaria técnica de AECERIBER.

Quien también asegura que estamos ante un análisis excesivamente simplista que "no tiene en cuenta sus propiedades cardiovasculares y que, por tanto, puede producir gran confusión al consumidor" es Antonio Silva, Director técnico de SIPA quien dice que "confluye la posibilidad de que un industrial tenga una serie de creaciones nutricionales y/o saludables en su jamón y al mismo tiempo una puntuación negativa en Nutriscore".

Una circunstancia que, además, podría generar un descenso en el consumo de los productos afectados, según ha detallado Raúl Muñiz, director de la certificación Denominación de Origen Protegida 'Queso de la Serena'. "Cuando se saca esta valoración a productos naturales, productos sin elaboración como puede ser el queso, pues pierde totalmente su valor y su efectividad, no tiene sentido", ha remarcado Muñiz.

Una afirmación que también comparte el gerente de la cooperativa 'La Milagrosa'. Juan Carlos Medina "cree que hay que esforzarse en explicar que esa clasificación no tiene en cuenta aspectos positivos en la salud como son las grasas monosaturadas que nada tienen que ver con unas grasas animales, por ejemplo".

Por el momento, el Ministerio de Consumo ha decidido excluir el aceite de oliva del etiquetado para defender sus beneficios nutricionales y evitar un impacto negativo, ya que se equipara el producto a otros como el aceite de colza. Algo insuficiente para el sector que exige, junto al resto de productores, una revisión del etiquetad .
