Llevan casi doce meses girando por diferentes salas y teatros de España con la historia de las mujeres de la guerra de Troya. Las de los dos bandos.
Muere Ifigenia (Laura Moreira), del bando aqueo y muere Políxena (Nuria Cuadrado), del bando troyano. Sufren las madres, Clitemnestra (Beli Cienfuegos) y Hécuba (María Garralón) y el lamento de todas parece sonar más fuerte que hace un año. Quizá porque ahora es imposible no pensar en Gaza y sus mujeres y niñas. O en las cacerías supremacistas que persiguen al extranjero: "¿quién es el bárbaro aquí?", reprocha Hécuba ante Ulises (Alberto Barahona), cuando es conocedora de que su hija será sacrificada por los griegos ante la tumba de Aquiles (Néstor Rubio).
Como espejo de la vida, el teatro refleja a hombres violentos como Agaménon (Juanjo Artero) o Poliméstor (Rubén Lanchazo) y a mujeres sufrientes y cansadas de testosterona y violencia patriarcal (en el elenco también Maite Valecillo, que interpreta a La Furia): "Malditas sean vuestras lanzas y vuestras manos", exclama Ifigenia ante su padre, antes de ser sacrificada a cambio de vientos propicios para que el ejército aqueo pueda partir hacia Troya.
El texto de Silvia Zarco, acompasado con la música de Isabel Romero, envuelve en poética lo que en los informativos de hoy suena a disparos, bombas y palizas.
La versión tiene, respecto a la del estreno en la pasada edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, algunos cambios incorporados por dirección. Pero Eva Romero quiere decir esencialmente lo mismo que hace un año: el basta ya a un error que se repite desde que existimos. Con ese mensaje irán a Roma la semana que viene. En la maleta, el aplauso del público que les vio nacer: el público de Mérida, el público de casa.

'Ifigenia' regresa al Festival de Mérida y pone en conexión la tragedia de las mujeres de Troya y las de Gaza