Josep Borrell creció en un pueblo pirenaico de Lleida. Hijo de panaderos, de pequeño fue testigo de la llegada de miles de extremeños y andaluces a su tierra.
Es ingeniero aeronáutico y catedrático de economía, pero Borrell es sobre todo servidor público. Lleva 50 años militando en el Partido Socialista. Llegó a liderarlo en los 90 tras ganar las primeras primarias en el PSOE, pero su aspiración a llegar a la Moncloa se vio frustrada por un escándalo fiscal de antiguos colaboradores. Bajo gobiernos socialistas, en diferentes etapas, desempeñó numerosos cargos.
Pero ha sido Europa la que ha marcado su vida política. Ministro de Exteriores, eurodiputado, presidente del Parlamento Europeo y alto representante comunitario para Asuntos Exteriores, apostó siempre por la integración comunitaria contra los populismos euroescépticos y por la unidad nacional frente al independentismo. Cicatrices que volvieron a abrirse con la guerra en Ucrania, de la que fue testigo en primera línea. Desde Bruselas, su voz se alzó con firmeza contra la invasión rusa.
Sus numerosos reconocimientos internacionales ponen en valor la apuesta por la integración que comenzó en su infancia y en su pueblo. Y de la que el proyecto europeo es el mejor y más ambicioso símbolo.